Maj Britt Jensen

/  Zoom in (montaje), 2009

De izquierda a derecha. De una esquina a la otra. Se desliza. Chiflido. Desenfoca. Enfoca. Esquina. Crujir.  Rechinar. Se detiene. De regreso. Chiflido. Enfoca. Desenfoca. Crujir. De esquina en esquina hasta tocar las cuatro. De la cuarta esquina hacia arriba. Ahí, partículas diminutas. Desde la esquina superior hacia abajo. Cortes del tramo superior: fondo blanco. Obliga la costura a enseñar su interior. Se retira. Se acerca. Sube y baja. El pliegue. Cortes del tramo central: fondo, mitad blanco mitad naranja. Sube y baja. Se retira. Empuja. Se resbala. Baja. Vuelve a bajar. Cortes del tramo inferior: fondo naranja. Esquina. Crujir. Se detiene y se arranca. Rechina. Desenfoca. De izquierda a derecha pero de cabeza. Se desliza. Otra vez.

¿Cómo? ¿Quién? ¿Qué? ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Cuánto? ¿Por qué? ¿Para quién? ¿Para qué? Por qué es entre todos los pronombres interrogativos mi favorito, suele abrir y extender el espacio de diálogo. Sin embargo, existen casos, en los que aquella pregunta (dependiendo también del tono) en vez de desplegar, arrincona. Este sería el caso aquí. Asimismo me aparto de preguntarme para quién y para qué.

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